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Jaume Santandreu, que es quien más sabe de marginación, tiene una teoría que ruego atiendan: «Hace treinta años, cuando comencé a trabajar en favor de los indigentes, del paro a la marginacion se tardaba en llegar unos tres años. Hoy, en algo más de un mes, puedes caer en ella. Por varias razones: porque entonces con un solo mes de cotización percibías el paro que, mal que bien, te ayudaba a tirar durante un tiempo; por entonces, el alquiler de una casa costaba 30.000 pesetas; había por lo menos siete pensiones baratas en Palma.

Mientras que hoy, como no lleves un periodo de tiempo cotizando, no tienes paro; y si no cobras, no pagas el alquiler o la hipoteca; como no hay pensiones baratas, no te puedes meter en ningún sitio; y si encima estás solo, peor todavía... Entonces no te queda más remedio que ir vendiendo cosas para ir tirando y al final te quedas sólo con el móvil, que no has podido vender, y que tampoco te funciona porque no lo puedes pagar. Y todo eso ha ocurrido en un mes o dos. ¿Y qué pasa luego? Pues sin techo, ni dinero eres un marginado.

Para colmo, los pocos los cajeros automáticos que quedaban para dormir, han cerrado, pues los bancos los han sacado a la calle. Entonces sólo queda el portal o el chupano. Y a buscárselas». Casualmente, por el chiringuito que ha instalado Jaume Santandreu en la Plaça d'Espanya, desde donde publicita la cena que les organizan mañana la Federación de Casas Regionales de España en Balears, se acerca el padre Luis Arrom, un joven con barba incipiente, sonriendo con timidez. «Aquí donde le ves -nos dice Jaume- es el superior de los Capuchimos -señala hacia la iglesia de éstos, en un ángulo de la plaza-.

Pedro Prieto