Durante tres días nuestros políticos se encierran en el
Parlament para tratar de hacer una «radiografía» lo más exacta
posible del estado de nuestra autonomía para diagnosticar sus males
y recetar un tratamiento. Comenzó ayer el presidente del Govern,
Jaume Matas, con un largo discurso en el que detalló su visión
particular de cómo están las cosas a día de hoy en la Comunitat y
qué propone para el futuro. Si a juicio de algunos su intervención
fue demasiado larga y tediosa, lo cierto es que las formas nos
interesan poco a los ciudadanos y sí el fondo, es decir, qué piensa
el president de la situación que vivimos los habitantes de estas
Islas.
A este respecto, el optimismo de Jaume Matas está justificado en
muchos aspectos, pero no en todos. Es cierto que Balears es una
región privilegiada, es verdad que nuestros índices de bienestar
son aceptables. Pero no lo es menos que hay mucho todavía por
conseguir. Y habría que preguntarse si el medio adecuado es
proponer un nuevo Régimen Especial cuando el que tenemos todavía
está sin cumplir.
Muchos son los colectivos que padecen graves déficits y son
también numerosos los ámbitos en los que se pueden mejorar las
cosas.
El president del Govern ha vuelto a denostar las políticas que
llevó a cabo el Pacte de Progrés para reivindicar las suyas
propias, asegurando que hoy Balears está infinitamente mejor que
hace un año. Puede que sea así, pero eso no aconseja dormirnos en
los laureles y regodearnos en un bienestar que siempre es precario
y que, desde luego, no alcanza a todos. Hay que reconocer los
problemas, afrontarlos y proponer soluciones concretas. Solapar un
Régimen Especial con otro nuevo sin que hayamos conseguido ver los
resultados del ahora vigente resulta poco específico.
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