El Congreso Europeo de Jóvenes Agricultores (CEJA), organizado por
Asaja Balears, se inició ayer en Palma con un panorama no demasiado
esperanzador. La enorme complejidad de la Política Agraria Común
(PAC) de la Unión Europea (que determina y condiciona las
actividades del sector), la entrada de nuevos países en el ámbito
comunitario (con un gran potencial productor y futuros receptores
de la mayor parte de fondos europeos) y el precio de la tierra
aparecen como tres de los principales obstáculos a los que deben
enfrentarse los jóvenes agricultores.
El congreso se inauguró con las intervenciones del presidente de
Asaja Balears, Gabriel Company; el presidente del CEJA, Silvayn
Marmier; el presidente estatal de Asaja, Pedro Barato; la
consellera d'Agricultura, Margalida Moner; y el presidente del
Govern, Jaume Matas.
Todos ellos reconocieron las dificultades del sector,
especialmente para los jóvenes. En este sentido, Matas recordó que
en Balears existen 90 líneas de apoyo a los agricultores, buena
parte de ellas dirigidas a los 200 jóvenes payeses de las Islas,
pero admitió también que la reforma de la PAC está creando
incertidumbre e inseguridad, «que son la peor situación».
Una de las ponencias más ilustrativas de ayer fue la de Jaime
Lamo de Espinosa (catedrático de Economía Agraria y ex ministro de
Agricultura con UCD), quien advirtió que «con la formación de un
nuevo gobierno comunitario y la entrada de nuevos países, el futuro
de la PAC es una incógnita. No hay un horizonte claro y ello supone
una falta de motivación para el joven agricultor. Están volviendo
loco al profesional con un intervencionismo europeo que ni siquiera
es estable, sino cambiante. Es como si le movieran la alfombra
sistemáticamente».
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