Las estudiantes Irene de Juan y Francisca Juan Mas, junto a Esther García.

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Cuando regresé, tuve una 'depresión post Erasmus'», reconoce Francisca Juan, estudiante del título superior de Turismo en la Universitat de les Illes Balears (UIB), que el año pasado disfrutó de una beca Erasmus en la Universidad Padernborn, en el norte de Alemania. Este programa, que ha recibido recientemente el Premio Príncipe de Asturias, se puso en marcha en Bruselas en 1987 con el objetivo de facilitar el intercambio de estudiantes entre los Estados miembros de la Unión Europea, a través de un convenio bilateral entre dos universidades que implica el reconocimiento de la docencia impartida en el destino.

El mínimo de estancia es de un trimestre y el máximo de un año. A estas becas pueden acceder todos aquellos alumnos que hayan cursado el primer año de sus estudios universitarios. Los estudios realizados en la universidad de destino son reconocidos en la universidad de origen, de acuerdo con un contrato de estudios previo y las calificaciones obtenidas, tal y como señala Esther García, directora del Servicio de Relaciones Internacionales de la Universitat de les Illes Balears. Los países más demandados son Reino Unido, seguido de Alemania, Italia y Suecia. Los estudiantes que más se animan a viajar gracias a esta iniciativa son los de Educación, Turismo y Economía.

Para este curso, un total de 101 alumnos de la UIB participarán en este programa. Muchos otros ya lo han hecho. Es el caso de Francisca Juan e Irene de Juan; ésta última alumna de Psicología. Ellas explican a Ultima Hora su experiencia estudiantil en otros países. En un principio, Irene se fue, hace ya dos años, a la Universidad París X en Nanterre (Francia) a pasar cuatro meses, pero «el buen ambiente con el que me encontré allí me hizo quedarme ocho meses». Para Francisca e Irene, la experiencia ha sido muy gratificante y destacan que han aprendido valores como la tolerancia y el respeto. «Para mí ha sido una experiencia inolvidable, tendría que ser obligatoria para todos los estudiantes», dice Francisca.

S. Coquillat