Nadie puede negar que el otoño ya está aquí. La lluvia, el
viento y un cielo encapotado demuestran que el calor ha quedado
lejos y que el frío empieza a hacer acto de presencia. La mañana de
ayer estuvo protagonizada por una lluvia continua que obligó a los
ciudadanos a esconderse bajo los paraguas y a abrigarse con
chaquetas y bufandas.
Una mínima de 12 grados y una máxima de 17 grados marcaron el
primer domingo de noviembre. En Palma se recogieron 4,5 litros por
metro cuadrado y en Lluc 4,4 litros por metro cuadrado. En Pollença
cayeron 1,7 por metro cuadrado. Una lluvia débil pero insistente
que marcó la jornada.
A pesar de la lluvia, algunos se atrevieron a pasear, como en
buen domingo. Los más osados sacaron la bicicleta y recorrieron
parte del carril bici del Paseo Marítimo de Palma. Otros, acudieron
a los numerosos partidos de fútbol que se celebran en domingo
resguardados bajo los paraguas. Unos paraguas que se encargaron de
dar la nota de color a la jornada, muy gris y apagada.
Por la tarde, sin embargo, un tímido sol pareció despertar. La
lluvia terminó y dejó paso a unos rayos que calentaron un poco el
ambiente. Fue un espejismo porque, ya de noche, las nubes volvieron
a apoderarse del cielo, haciendo presagiar la previsión
meteorológica para hoy: más nubes y temperaturas en descenso.
L.M.
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