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J.J.S./EFE
Un centenar de representantes de los dieciséis países que forman parte del Acuerdo sobre la Conservación de los Cetáceos del Mar Negro, el Mediterráneo y la Zona Atlántica Contigua (ACCOBAMS), presidido por Patrik van Klaveren, analizan desde ayer en Palma el aumento de los controles de las redes de pesca de deriva para evitar la reducción de esta población.

Así lo explicó el subdirector general de Vida Silvestre del Ministerio de Medio Ambiente, Miguel Aymerich, quien destacó que el impacto económico y social de la reconversión de parte de la flota pesquera ha dificultado la total aplicación de la prohibición de estas redes en algunas zonas, como es el Mar de Alborán.

Desde su punto de vista, «no parece que haya una interacción muy fuerte» entre la actividad pesquera y la disminución de los recursos alimenticios de los cetáceos, aunque, sin embargo sí se han detectado agresiones de pescadores a estos animales. En las aguas españolas, donde viven 26 especies de cetáceos, los planes del Ministerio se centran en la conservación de sus hábitats y en el estudio de las interacciones de la actividad pesquera.

Aymerich puso de relieve la necesidad de regular el turismo de avistamiento de ballenas, que empieza a ser importante en Canarias y Gibraltar, lo que requiere de un mayor control para evitar molestias a los cetáceos.

La secretaria ejecutiva de ACCOBAMS, Christine van Klaveren, explicó que los países de la Unión Europea tienen prohibido el uso de redes de deriva, mientras los que no pertenecen a la Unión y participan en el foro tienen limitada su extensión a 2,5 kilómetros.

Por su parte, el secretario general técnico de la Conselleria de Medi Ambient, Miquel Ramis d'Ayreflor, explicó que la actividad de su departamento se centra en el seguimiento y el control de la población de cetáceos de las Islas. Ramis destacó que la Conselleria participa en un proyecto para la preservación del delfín mular.