Así lo explicó el subdirector general de Vida Silvestre del
Ministerio de Medio Ambiente, Miguel Aymerich, quien destacó que el
impacto económico y social de la reconversión de parte de la flota
pesquera ha dificultado la total aplicación de la prohibición de
estas redes en algunas zonas, como es el Mar de Alborán.
Desde su punto de vista, «no parece que haya una interacción muy
fuerte» entre la actividad pesquera y la disminución de los
recursos alimenticios de los cetáceos, aunque, sin embargo sí se
han detectado agresiones de pescadores a estos animales. En las
aguas españolas, donde viven 26 especies de cetáceos, los planes
del Ministerio se centran en la conservación de sus hábitats y en
el estudio de las interacciones de la actividad pesquera.
Aymerich puso de relieve la necesidad de regular el turismo de
avistamiento de ballenas, que empieza a ser importante en Canarias
y Gibraltar, lo que requiere de un mayor control para evitar
molestias a los cetáceos.
La secretaria ejecutiva de ACCOBAMS, Christine van Klaveren,
explicó que los países de la Unión Europea tienen prohibido el uso
de redes de deriva, mientras los que no pertenecen a la Unión y
participan en el foro tienen limitada su extensión a 2,5
kilómetros.
Por su parte, el secretario general técnico de la Conselleria de
Medi Ambient, Miquel Ramis d'Ayreflor, explicó que la actividad de
su departamento se centra en el seguimiento y el control de la
población de cetáceos de las Islas. Ramis destacó que la
Conselleria participa en un proyecto para la preservación del
delfín mular.
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