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«¿Tenéis permiso para venir aquí?». Con esta pregunta recibió ayer un grupo de residentes del poblado de Son Banya, entre ellos uno de los hijos del fallecido Tío Kiko, a los concejales de EU-EV que fueron al poblado para denunciar las pésimas condiciones en las que se encuentra y para pedir su desmantelamiento.

De hecho, tras finalizar la rueda de prensa, los representantes de EU-EV pudieron explicar a los residentes el propósito de su visita. Los residentes que inicialmente habían increpado a los concejales, finalmente les pidieron disculpas y fijaron con los concejales una próxima reunión.

Los responsables de EU-EV habían convocado a los medios de comunicación a la entrada del poblado. La presencia del grupo de políticos y periodistas llamó la atención de los residentes, que de inmediato se dirigieron a ellos para pedirles explicaciones por su presencia en la zona. Inicialmente se vivieron momentos de tensión y los residentes increparon a los concejales por su presencia en la zona. Hubo gritos para exigirles que se fueran de allí, pero la cosa no llegó a más.

El propósito de la visita de Grosske era pedir la desaparición del poblado y el realojo de las más de 400 personas que viven en él. Para Grosske, a pesar de los deseos expresados por el Ajuntament para desalojar el poblado, no se está haciendo nada debido al problema del narcotráfico. Grosske matizó que no todos los habitantes del poblado realizan esta actividad.

Desalojo y drogas
El dirigente de EU-EV pidió al Ajuntament que incremente los incentivos para el desalojo de las familias de Son Banya desde el punto de vista de ayudas para la vivienda y en materia de inserción laboral y social.

Propuso, además, desmantelar el negocio del narcotráfico en la zona mediante un control exhaustivo de las entradas y salidas del poblado. «La existencia de un centro de narcotráfico tolerado actúa como factor de potenciación y de irradiación del narcotráfico sobre el conjunto de la ciudad», señala Grosske.