La zona de Pollença, ha vivido esta temporada un situación
«atípica» según aseguran empresarios y trabajadores del sector
turístico.
Tras un inicio de temporada que se preveía desastroso, con la
mayoría de establecimientos vacíos, la buena ocupación de los meses
de agosto, septiembre y octubre (un 90%) ha permitido obtener unos
«aceptables» resultados finales que incluso ha «obligado» a los
hoteles a mantenerse abiertos hasta el 31 de octubre, «algo
impensable en el mes de abril». Esta inestabilidad ha impedido a
los empresarios hacer previsiones y la mayoría han tenido que
trabajar «prácticamente día a día».
Desde el sector de la oferta complementaria se lamentan que
«aunque al final han venido muchos turistas, en su gran mayoría han
traído muy poco dinero para gastar».
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