La directora de Consum, Manuela Mesenguer, explicó que «aunque
todo el año hacemos inspecciones, estas fechas en que las compras
de juguetes se disparan, nosotros también aumentamos el número de
controles, sobre todo en tiendas que venden productos a bajo
precio».
Pero para Mesenguer lo más importante es que «sean los mismos
consumidores los que valoren si los juguetes que compran tienen una
buena relación precio-calidad, porque después las consecuencias
pueden resultar muy caras. Un niño puede dañarse con una cosa que a
un adulto no le haría nada y eso es el más importante, que se mire
muy bien lo que se compra y si es adecuado para la edad del
niño.
«En el mercado hay muchos de artículos que, aunque tienen forma
de juguete, en realidad pueden ser muy peligrosos para un niño
pequeño, como encendedores de distintas formas que pueden ser
atractivos a la vista de un niño o juguetes que se llegan a
deshacer en piezas muy pequeñas que podrían meterse en la boca y
producir el ahogo de una criatura. Y eso somos los adultos los que
tenemos que vigilarlo, recordó la directora general.
Por todos estos motivos, reiteró su llamamiento que se
comprueben muy bien todas las etiquetas informativas y de uso de
las juguetes, que tienen que incluir las siglas CE, ya que son la
marca que certifica que éstas se han fabricado en Europa o que, en
su defecto, han pasado todos los controles de calidad y seguridad
que exigen y fijan las autoridades en materia de consumo de la
Unión Europea. Sin embargo, para Mesenguer lo más importante es «el
sentido común de los adultos.
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