Llucmajor celebró ayer las tradicionales Beneïdes, que
congregaron a un numeroso público. Aún con los «foguerons»
humeantes de la noche anterior, las calles del municipio, alrededor
de las diez de la mañana, eran un hervidero de personas con sus
mascotas, generalmente perros, que buscaban un buen lugar para
poder presenciar el desfile, que salió a las 10.30 horas del Paseo
Jaume III.
Encabezada por Sant Antoni y la Colla de dimonis, que para la
ocasión lucieron garrotas y cencerros, y acompañada por els
mateixos de sa música y por los xeremiers de sa marina, la comitiva
inició su recorrido por el Paseo de Jaume III, pasando por las
calles Bisbe Taixequet, Vall, Convent, Fira, Plaça d'Espanya,
Constitució, Major y Born, para terminar en el Lloc Sagrat. El
desfile estuvo acompañado por las carrozas del Grup de Joves
Bonaventura, CEIP Rei Jaume III, AMPA Misioneres de Sagrats Cors y
AMPA Nostra Senyora de Gràcia.
Además de un gran número de carros, carricoches y carretones,
muchos de ellos tirados por ponis y someretes, también los caballos
y las yeguas fueron protagonistas de la jornada, ya que fueron las
que arrancaron las exclamaciones de admiración por parte del
público. Los asistentes aplaudieron las cabriolas que realizaron
estos hermosos animales bajo las expertas riendas de sus jinetes. A
pesar de que alguna de estas mascotas no parecía muy convencida de
pasar por debajo del agua bendita, perros, canarios, palomas,
periquitos e incluso un pequeño cerdo fueron acompañados por sus
dueños, muchos de ellos los más jóvenes de la casa, por delante del
rector de la parroquia de Llucmajor, Jaume Puigserver, que les dio
la bendición.
Neus López Gil
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