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Pese a que muchas carreteras de la Isla estaban ayer cortadas al tráfico, debido al temporal que desde el pasado martes afecta a Balears, Ultima Hora consiguió transitar por una de estas vías y acceder a una de las zonas más altas de Mallorca, donde sólo los operarios de carreteras y los cuerpos de seguridad podían llegar. A bordo del todoterreno 221 de los Bomberos de Inca pudimos conocer, de primera mano, la zona más afectada por la nevada de estos días: el Puig Major.

Con el equipo formado por Lluís García y Joan Martorell, partimos del parque de Bomberos de Inca a las 15:15 horas para realizar con ellos una ronda de prevención por la carretera cortada de Lluc al Puig Major. Según Joan Martorell, este corte, provocado por la intensa nevada que ha azotado la Isla, no ha sido extraordinario; «esta carretera se corta cada año una o dos veces, ya que la nieve en el Puig Major no es algo excepcional».

Se trataba de la tercera y última ronda del día, ya que dos equipos más habían hecho lo propio en otras dos carreteras de la Isla: la de Pollença a Lluc y de Sóller al Puig Major.

El vehículo en cuestión iba equipado con unas cadenas, un «cabrestante», que sirve para remolcar, y material de rescate de montaña como cuerdas, férulas inmovilizadoras, errajes y un botiquín, entre otras cosas. Material necesario por si, en su camino, encuentran alguna incidencia. Los bomberos van vestidos con su uniforme habitual, botas y chaqueta de montaña. Ante cualquier rescate, la primera inmovilización la suelen hacer los bomberos, ya que ellos son los que, gracias a su experiencia, pueden acceder a lugares inaccesibles.

A las 15.40, llegamos a Lluc donde encontramos el puesto de control con dos operarios que nos informa de que la carretera está cortada y del estado de la misma. Al parecer hay dos máquinas quitanieves y otras dos que tiran sal para que la vía sea transitable.

A unos dos kilómetros de Lluc nos encontramos a los primeros operarios de carreteras del Consell de Mallorca que tiran sal sobre la calzada para eliminar el hielo y poder así levantar la suspensión al tráfico.

Diez minutos más tarde, a la altura del cruce de Sa Calobra, nos topamos con los dos quitanieves que trabajan a la par para descongestionar tanto el tramo derecho de la calzada como el izquierdo.

A las 16.04 dos hombres, que casualmente transitan por la carretera cortada, se cruzan en nuestro camino y piden información a los bomberos sobre el estado de la vía que llega a Sa Calobra, ya que tienen que relevar a un matrimonio que trabaja allí y que la mujer está embarazada de seis meses. Después de obtener la información, los ciudadanos continúan su camino.

Nosotros continuamos también nuestra ruta y llegamos al embalse de Cuber. La habitual belleza de este enclave se ve duplicada por la blancura de la gran cantidad de nieve que cubre sus campos. Ante este resplandeciente paisaje, decidimos bajar del coche para contemplarlo en su plenitud. El espesor de la nieve por esta zona no transitada, hasta nuestra llegada, por el pie humano cubre nuestras piernas a nivel del gemelo. Cuesta caminar por este gélido asfalto, las zancadas son enormes, los pies se hunden y la vista no alcanza para determinar la forma del camino, lo que puede provocar alguna que otra «metedura de pata». Para llegar a este enclave, ha sido necesario poner las cadenas a las ruedas de tracción del todoterreno. Para acceder a las fincas valladas y cerradas con candados, estos profesionales llevan llaves de todas ellas.

A las 16:38 horas pasamos por la zona militar de Cuber. El pequeño lago que hay presenta un gran estado de congelación, igual que el túnel antes de llegar a la base militar subiendo por Sóller que presenta en su interior una gran cantidad de estalactitas de enorme dimensión y peligrosidad, que van a ser retiradas en breve por los bomberos de Sóller. Llegados a este punto termina la ronda y bajamos por la misma ruta por la que hemos ascendido.

Para Lluís García y Joan Martorell, uno de los peligros mayores en estas zonas nevadas son las placas de hielo que se producen en la calzada.

El equipo del parque de bomberos de Inca está compuesto por 32 profesionales, la mayoría especialistas en rescate de montaña.