El rostro del Carnaval en sus facetas del más genuino sabor local. Foto: TERESA AYUGA

TW
0

Los alumnos del colegio San Vicente de Paul de la Soledat celebraron ayer su particular carnaval, inspirado en elementos emblemáticos de la tradición mallorquina. Un total de seis cursos además de las aulas infantiles se vistieron con los colores de la tierra en una mezcla de imaginación e ingenuidad en los diseños de la indumentaria que hizo las delicias de los niños ante la mirada de sus padres, que les esperaban en la puerta del centro. Los más pequeños exhibieron sus «galas» carnavalescas con especial alborozo, convertidos en almendros en flor, racimos de uvas y molinos harineros. Toda una nota imaginativa de sabor local que se prolongó en los estudiantes de Primaria que desde el primer al sexto curso adoptaron los disfraces de tomates de ramallet, naranjas, foguerons, castañuelas, ensaimadas y longanizas.

Una vez se reunieron todas las comparsas en el patio del colegio hasta sumar dos centenares largos de disfraces temáticos para una sesión de fotos para el recuerdo, la comitiva salió al exterior ante el corrillo que formaban sus familiares, para emprender un pintoresco desfile con acompañamiento musical y seguimiento rítmico por las calles de la Soledat, como Ànimes, Fornaris, la plaza Mínimos y Cabrera, observados desde los balcones por el vecindario.

Concluido el paseo, los niños, de múltiples nacionalidades aunque con idénticos disfraces, confeccionados con ayuda de sus padres, fueron obsequiados con una merienda festiva recibiendo cada uno una ensaimada, en esta ocasión de verdad, que degustaron con fruición tras la caminata, entre risas y juegos en la que participaron todos los grupos.

Gabriel Alomar