El intenso frío y la incesante lluvia que predomina estos días
en Sicilia no han conseguido apagar el colorido ni los ánimos de
los participantes del Festival de Folklore de Agrigento, todo ello
gracias al calor ofrecido por el afectuoso público siciliano, que
armado con paraguas y gruesos abrigos flanqueó las calles para
disfrutar del desfile nocturno que recorre las principales vías de
la ciudad.
Son momentos en los que los ritmos y sonidos de rincones
insospechados se funden en uno, generando ocasiones irrepetibles
para compartir experiencias y conocimientos. No es raro entonces
oír eflabio y el tamborino acompañados por efischialetto, tan
propio de Sicilia, y al momento siguiente lo mismo con las gaitas
asturianas o escocesas y las xeremies.
Pero uno de los momentos más emotivos, y quizás por los que la
Escola de Música i Danses de Mallorca tiene el corazón en
Agrigento, fue cuando se encontraron con Anita Torrens, una
sollerica que allá por el año 1958 viajó con Bartomeu Enseñat y los
Dançadors de la Vall d'Or para participar en el certamen, donde
conoció al que, tras dos años de cortejo por carta, sería su
marido.
No cabe duda que el Festival está siendo un éxito, tanto en
participación como
Lydia E. Larrey
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