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El profesor de Historia Contemporánea y escritor Joan B. Culla i Clarà opina que el fallecimiento del histórico líder palestino Yaser Arafat «ha abierto nuevas expectativas entre Israel y Palestina». «Yo no emplearía el término optimismo para definir la situación, pero sí de nuevas sensaciones, parecidas a las de 1993 ó 1994, con Oslo y el asesinato de Rabin», explicó Culla en la rueda de prensa que ofreció ayer en la sede de l'Institut d'Estudis Baleàrics.

El historiador, autor del libro «Israel, el somni i la tragèdia», dijo que la conferencia «Israel, reflexiones sobre el pasado y perspectivas del futuro», en la Fundació «la Caixa» iba a tener dos partes.

«Una, de reflexión sobre el origen del sionismo, el surgimiento del nacionalismo palestino y la conflictividad entre esos dos nacionalismos, como mínimo, desde la década de los veinte. Todo ello de forma esquemática. Y otra, donde se abordan las perspectivas de futuro, con pinceladas sobre lo que ha pasado en los últimos meses y las posibilidades abiertas tras la muerte de Arafat como factor de cambio de escenario», explicó.

Según Culla, «hasta hace cuatro años el escenario del conflicto palestino-israelita parecía inmutable, exacto, inmóvil, en el que todos esperaban de forma resignada y contabilizaban sus muertos sin grandes esperanzas. El diálogo estaba interrumpido y había una pérdida absoluta de confianza con Arafat como interlocutor, no sólo por parte de Israel, sino también de Estados Unidos, la comunidad internacional». «Después de cuatro años y 4.000 muertos -añadió- no se veía ningún indicio de que la situación podía desatascarse, es decir, a mi juicio había una gran diferencia entre la primera y segunda intifada. La primera, que empezó de forma espontánea, sirvió, realmente, para desbloquear la situación; pero la segunda, no sólo no mejoró las perspectivas del proceso, sino que las empeoró y el balance para los palestinos era muy negativo».

Según subrayó el intelectual catalán «a Arafat le costó mucho reconocer ese fracaso».