Amargo como la vida, dulce como el amor y suave como la muerte». Bajo este proverbio popular, los saharauis preparan los tres vasos de té que se deben beber según manda la tradición. Ésta es una de las cosas que Darifa echa más de menos cuando viene a pasar los veranos a Mallorca. Ella es una de los tantos niños que gracias al programa «Escola en Pau» visitan la Isla por un período de tiempo de dos meses. La madre adoptiva de esta preciosa niña saharaui, Antonia Quetglas, fue una de las integrantes de la delegación de Balears que visitó los campos de refugiados y pudo reencontrarse con la familia de Darifa. El encuentro fue emotivo, ya que los padres de la niña están muy agradecidos con este solidario gesto. Antonia dice que tenía muchas ganas de acoger un niño, «siempre me había atraído, aunque me había planteado albergar niños rusos, pero mis hijas vieron el anuncio de la Associació d'Amics del Poble Saharaui y nos apuntamos». Darifa lleva dos años viniendo a la Isla y asegura que lo que más echa de menos es la piscina y las fiestas que se realizan en los pueblos.
Lazos de arena
Antonia Quetglas, una madre de acogida, se reunió con la familia de Darifa, la niña saharaui que acoge en verano
04/03/05 0:00
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