El vicario general de la Diócesis de Mallorca, Andreu Genovart, y
la delegada de Misiones, Antònia Sastre, realizaron ayer un balance
positivo del reciente viaje a Burundi. La visita duró 15 días y
sirvió para «conocer de cerca la realidad de la misión» que la
Diócesis de Mallorca mantiene en Rabiro, a través de dos sacerdotes
y tres hermanas de la Caridad, a quienes transmitieron el apoyo del
obispo Jesús Murgui.
«Estamos muy satisfechos de la labor de los misioneros que
atienden a la población más necesitada y que con ilusión dan a
conocer el Evangelio», subrayó Genovart, quien destacó que Burundi
está «viviendo ahora uno de los momentos más tranquilos de su
historia reciente».
El vicario general y la delegada de Misiones recorrieron los
diferentes poblados de la parroquia y visitaron el dispensario de
Gatonde, en el que trabaja Sor Margalida Abraham, así como las
cuatro casas de acogida en las que residen huérfanos de la guerra,
de las que se encargan Antònia Campaner y Sor Josefina Bujosa.
Durante la visita tuvo lugar la consagración del nuevo templo de la
parroquia de la Resurrección de Rabiro, que ha sido construido con
la ayuda económica aportada por Mallorca y «el esfuerzo de los
misioneros y la comunidad cristiana nativa».
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