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GABRIEL SABRAFÍN
El primero de los dos programas de la serie «Zona roja» que Canal 33 dedica a Balears y que no pudo ser visto en su día, a causa del inicio de las pruebas que la televisión autonómica local comenzó momentos antes de la emisión, llegó finalmente a los espectadores de las Islas a través del primer canal catalán que lo ofreció la noche del pasado lunes. De esta manera, es posible que la audiencia haya sido aún mayor de la que hubiera tenido de haberse recibido aquí en la fecha y el horario previstos inicialmente. «Expedició Bayo» es un reportaje que, centrado en la expedición organizada desde la Generalitat de Catalunya para intentar impedir que Balears secundara el alzamiento rebelde, dedica sus 46 minutos de contenido a la actuación de los expedicionarios en cada una de las islas. La presentación en imágenes alterna secuencias y fotografías históricas en blanco y negro con otras actuales, en color, obtenidas en los mismos escenarios. La voz en «off» del narrador sigue el desarrollo de los hechos, intercalando esporádicas intervenciones de algunas personas de ambos bandos que los vivieron en directo.

Los 2.400 milicianos y 400 milicianas que integraban el cuerpo expedicionario, son definidos en palabras del capitán Alberto Bayo como «voluntarios de la pelea e idealistas al cien por cien», una pelea que alcanzó el grado más alto de intensidad en las costas mallorquinas de levante. Según se explica, el periplo y la fortuna de los expedicionarios fueron desiguales en las distintas islas. En Eivissa, donde el golpe triunfó de entrada, el programa hace referencia a la presencia de Rafael Alberti que se encontraba allí de vacaciones y tuvo que esconderse ante la imposibilidad de huir. La participación de estas mujeres voluntarias es enjuiciada de muy distinta forma en las islas, lo que constituye uno de los detalles curiosos del programa. Mientras que Eivissa las recibe con una cierta simpatía, en Menorca y Mallorca son calificadas de prostitutas. El testimonio directo de un viejo falangista mallorquín, a casi setenta años de aquellos hechos, lo confirma al manifestar «yo no sé si eran putas o no. No tenían la cara, pero lo parecían».

El 20 de julio, los fascistas fusilan a los primeros republicanos y encarcelan a buen número de ellos que, dos semanas después, serán liberados por la llegada de la flota republicana. Bayo y Uribarri intentarán sin éxito acabar con el fascismo en la isla que recibe el desembarco expedicionario con alborozo y un sentimiento de asombro por la presencia de las milicianas.

En Menorca, según el reportaje, los payeses las calificaban así sin ninguna duda. Cinco de estas voluntarias, con el brazalete de enfermeras, quedaron en tierra al producirse el reembarco en Porto Cristo tras el fracaso de la operación. Una de ellas escribió en su diario: «siento desolación y espera». Apresadas, fueron trasladadas a Manacor, expuestas a la contemplación pública, vejadas y violadas por los falangistas que las custodiaban y, a la mañana siguiente, fusiladas en «Son Coletes». El reportaje explica también la actuación de los expedicionarios catalanes en Formentera - que el siete de agosto se rinde sin resistencia - y también en Cabrera a la que se dirigen para liberar a los tripulantes de un hidroavión caído. La escasa guarnición es hecha prisionera y los propietarios de la isla son fusilados.