La iglesia de la Anunciación del Hospital General ya estaba llena
una hora antes de iniciar la ceremonia religiosa del «davallament»
del Sant Crist de La Sang. La imagen fue bajada ayer de su camarín
por los prohoms y sobreposats, que se encargan de portarlo a
hombros y custodiarlo, perpetuando así la tradición del Miércoles
Santo.
Tras recorrer el templo por su pasillo central, el Sant Crist
fue depositado a los pies del altar mayor para su adoración,
momento que esperaron centenares de fieles y que se produjo durante
la lectura del la estación número 11 del Vía Crucis, con un texto
de Costa i Llobera. Una imagen de la Virgen Dolorosa, del escultor
Miguel Arcas, recibió al Crist a los pies del altar.
La ceremonia fue oficiada por Sebastià Oliver, capellán del
Monasterio de la Concepción, al que acompañaron tres sacerdotes;
entre ellos Jaume Rovira, prior de La Sang. En un silencio
sepulcral, los fieles escucharon con atención las palabras de
Sebastià Oliver, que animó a los presentes «a convertir el odio en
amor. Sintamos que nosotros también podemos acercarnos hasta el pie
de la cruz», dijo momentos antes de iniciar el «davallament».
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