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La tradición gastronómica de la Semana Santa llegó ayer al colegio San Vicente de Paúl, de La Vileta, donde los alumnos de quinto y sexto celebraron entre el natural ambiente de alegría motivado por la llegada de los próximos días de vacaciones, una particular clase de pastelería a base de una especialidad autóctona como son los típicos crepells mallorquines. Clase gastronómica que, en medio de una gran algarabía, motivó especial alborozo al ver sustituidos los libros y el estudio por las artes culinarias.

Provistos de sus correspondientes recipientes, los niños y niñas con las manos dispuestas a quedar completamente embadurnadas y bajo la atenta mirada de las profesoras y monitora en estas prácticas, se dispusieron a rellenarlos con 500 gramos de harina, dos huevos, 200 gramos de azúcar, un dedo de zumo de naranja, 100 gramos de manteca, limón rallado y azucar en polvo. Ingredientes que mezclaron en la masa y, cuidando su grado de humedad, se alisó con el adelgazador, desde el centro hasta los bordes, con la finalidad de que quedara una lámina de aproximadamente dos centímetros de grosor.

Todo un ejercicio físico con flexiones de brazos, preliminar a la fase decisiva del preparado. En este punto los alumnos se dispusieron a cortar los crespells en diversos moldes metálicos, mirando de aprovechar toda la masa disponible. En este momento, los colocaron en una palangana de horno untada en manteca. Esta operación culmina a 180 grados de temperatura hasta que alcanzan el punto de cocción, una vez adquieren su característico color dorado. Finalmente, la condimentación culmina con el espolvoreado de azúcar, entonces ha llegado el momento de degustar este delicioso producto pastelero de variada configuración.

Gabriel Alomar