El anteproyecto de Ley Orgánica de Educación (LOE), que sustituirá
a la LOGSE, LOPEG y LOCE, prevé que la asignatura de Religión
(católica y otras confesiones), que será de elección voluntaria por
parte de los alumnos y de oferta obligatoria por los centros
escolares, se evalúe, pero su nota no contará a efectos de
promoción de curso, obtención de becas, ni acceso a la Universidad.
El jefe de estudios del Institut Ramon Llull, Josep Fillol, cree
que «el Gobierno ha hablado mucho sobre el tema y hasta se generó
polémica, para dejarlo después prácticamente como siempre. La
religión es evaluable, pero no computable».
Entre otras novedades, el anteproyecto, que previsiblemente se
aplicará dentro de dos años, establece la repetición de curso en
Secundaria con el suspenso de cuatro o más asignaturas, mientras el
centro escolar decidirá si pasan o no los alumnos con tres materias
suspendidas. El profesor Miguel Àngel Más, de Lengua Castellana,
cree que «esta normativa facilita que los alumnos pasen de un curso
a otro sin haber alcalzado un cierto nivel, y que al final se
acumule en bachillerato gente que no sabe escribir correctamente a
un nivel básico. Si antes podían pasar con dos asignaturas, parece
que ahora incluso va a ser más fácil».
Pep Ríos, profesor de Biología, cree que «quieren hacer una
enseñanza facilona, y lo que hacen es recortar asignaturas más
pequeñas, como Música o Tecnología, para dejar igualmente que la
gente pase de un curso a otro suspendiendo asignaturas troncales y
más difíciles». Los alumnos tienen también su opinión: Pau Delgado,
Arturo Fernández y Laura Vidal, de primero de Bachillerato, opinan
casi unánimemente que «la verdad, si nos ponen facilidades para
pasar de un curso a otro, nos parece bien. No diremos que no».
Laura añade que «tanto cambio en los planes de estudio es malo, ya
que nos despista».
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