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Si quiere ir de fiesta con el cuerpo pintado, sepa que puede hacerlo sin ningún problema. En realidad, lo de llevar pinturas en toda la anatomía, incluso en las partes más pudendas de ella, es viejo. Como también lo es ir tatuado o con pearcing en los lugares más indiscretos. Lo digo porque de lo uno y de lo otro hemos hecho algunos reportajes en los últimos tiempos. Pero es que lo del pasado viernes por la noche en Tito's nada tiene que ver con lo que vi hasta ahora, y digo vi refiriéndome a mí, que a lo mejor otros lo conocen. Y no lo digo únicamente por la colocación en vivo y en directo de un pearcing en el sexo de una bailarina, sino a la movida en sí que montó Santino. Había otros magníficos especialistas esa noche mostrando sus habilidades, como Extrem Tatoo y Samoa Tatoo, pero yo me centré más en éste, a quien había visto actuar semanas atrás en el mismo escenario en una sesión de tatuajes.

Y... bueno, pues que lo depearcing en el sexo, a la vista de todos -si mal no estoy informado, es el primero que se coloca en una discoteca-, fue total. No reproducimos la intervención porque a estas horas los niños aún no se han ido a la cama, que si no, valía la pena ver la habilidad de unas manos enguantadas en látex, pertenecientes a Extrem Tatoo, operando en tan delicado lugar. Entre una cosa y otra, la colocación duró alrededor de veinte minutos. Y durante ese tiempo, ni un quejido por parte de la cliente. Dicen que no duele, que como mucho sientes unos cosquilleos, pero yo estoy convencido de que poner «eso» «ahí» ha de doler.

Volviendo a Santino, esa noche nos ofreció dos modalidades para decorar el cuerpo a base de pintura. Cuerpos de fiesta y para fiestas; para lucirlos de noche, que es cuando lucen, que a la luz de día la pintura se te queda muy normalita, como si de una pintura cualquiera se tratara. Para ello utilizó pintura fosforescente, «que se diluye fácilmente, cuando te lavas», y que es para lucirla con luz de discoteca, y otra, de henna, «que dura unos quince días y que a partir de ahí se va yendo poco a poco. Muchos se pintan con ella para las vacaciones, ya que luce de día y de noche». Con ambas puedes llegar a trazar auténticas virguerías sobre pecho, espalda, brazos, muslos... Por espacio de bastante tiempo, con su ayudante, estuvieron trabajando sobre el cuerpo de una bella joven al que terminaron dejándolo completamente lleno de escamas y que, bajo la luz, cobró formas espectaculares. ¿Precios? Pues como en todo, lo que pagas es proporcional al tiempo que te dedican. Pintarte el cuerpo entero puede costarte entre 300 y 500 euros, aunque por 20 te llevas un detallito con el que das el pego. Son cantidades que nada tienen que ver con las que pagas por un tatuaje, a los que según Santino se apuntan últimamente hasta señoras mayores.

Pedro Prieto