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Pese a la atomización de empresas con asalariados y trabajadores autónomos que caracteriza a la construcción balear, sólo un porcentaje relativamente pequeño de estas sociedades tienen capacidad para captar la mayor parte de los contratos públicos -normalmente mediante participaciones minoritarias (entre el 20 y el 30 por ciento) en uniones temporales de empresas (UTE) en las que son mayoritarias grandes constructoras nacionales-, así como las grandes promociones privadas residenciales. Ello explica que pocas empresas con domicilio social en Balears estén situadas en el tramo más elevado de la clasificación por niveles de facturación que elabora el Consejo Superior de Cámaras de Comercio de España (ver gráfico), entre las que se encuentran, por ejemplo, Llabrés Feliu, Pedro Siles, Melchor Mascaró o Ferrer Morell.

Cabe destacar, no obstante, el importante papel que desempeñan en la actividad edificatoria balear las pequeñas y medianas empresas -el 77 por ciento de las asociadas a la patronal (609) cuentan con plantillas inferiores a 14 trabajadores-, aunque se trata de un sector flexible en función de las cargas de trabajo y con posibilidades de subcontratación. Tras el «boom» constructor experimentado en la segunda mitad de los noventa, que obligó a las constructoras a elevar sus inversiones en bienes de equipo y ampliar sus plantillas, el sector sufrió en los últimos años una progresiva caída de proyectos generada por las moratorias urbanísticas en Mallorca y por la reducción de la licitación de obra pública.

Esta situación provocó un descenso de actividad que se concretó en 2004 -punto de inflexión en cuanto a proyectos previstos- en un descenso del consumo de materiales y en una reducción de los trabajadores adscritos al régimen general de la Seguridad Social, que pasaron de 41.689 de 2003 a los 40.861 el año pasado, mientras que el número de autónomos descendió de 14.172 a 14.442 trabajadores. En todo caso, la inversión en construcción de promoción privada proyectada se disparó en 2004 a 1.692 millones de euros, lo que supuso un crecimiento del 36'4 por ciento respecto al año anterior, mientras que la licitación de obra pública alcanzó un valor de 931'656 millones, lo que significa un 53 por ciento más que en 2004, según indica la memoria de actividad de la Asociación de Constructores de Balears. Estos datos, extraídos en el caso de la inversión residencial de los presupuestos incluidos en los proyectos de ejecución visados por el Colegio de Arquitectos, aseguran una carga de trabajo que permitirá mejorar las cuentas de resultados a las cerca de 800 empresas integradas en la patronal, que representa al 80 por ciento del sector, así como al resto de constructoras y subsectores auxiliares, durante los años 2005 y 2006.