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Ayer fue jornada de puertas abiertas en la ONCE, que se prolongará hasta el próximo viernes. Ocasión que ni pintada para que los chavales, de entre seis años hasta universitarios, conozcan la labor que esta entidad está haciendo en favor de sus asociados y, de paso, concienciarse sobre los problemas que los invidentes en general tienen, algunos de ellos originados por los videntes, como colocarles indiscriminadamente escalones, puertas y ventanas abiertas, rendijas sobre el asfalto o mesas y sillas en la terrazas. En primer lugar, ven un vídeo explicativo sobre el perro guía (los más pequeños hasta 12 años) y sobre todos los servicios sociales que ofrece la ONCE en general (para mayores de 12 años). Pasan por la clase de braille, donde se les explica el método y se les invita, a continuación, apoyándose en el alfabeto, a que traduzcan del braille una frase. En la sala de tecnología adaptada a las personas ciegas se les muestran los diversos tipos de ordenadores que utilizan, así como otros instrumentos de uso diario. Pasan luego a otra sala donde juegan un partido de golbol, especie de balonmano con pelota con campanillas. Por último, en una calle simulada, intentan atravesarla.

Pedro Prieto