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La alcaldesa de Palma, la popular Catalina Cirer, dio a conocer ayer que, salvo en un caso límite, no casará a parejas homosexuales en el Consistorio, si bien añadió que «el Ajuntament de Ciutat garantizará el cumplimiento de la ley que finalmente se apruebe». Cabe recordar que el pasado jueves se aprobó en el Congreso de los Diputados la reforma legal que reconoce a las parejas homosexuales la posibilidad de contraer matrimonio civil con los mismos derechos, incluido el de adopción, que las parejas heterosexuales.

En principio, el Gobierno central prevé que la nueva norma pueda entrar en vigor el próximo 28 de junio -Día del Orgullo Gay-, si bien antes deberá ser aprobada por el Senado, en donde el PP -mayoritario en la Cámara Alta- podría bloquearla si cuenta con el apoyo adicional de cuatro senadores más. Si esto sucediera, el texto aprobado hace una semana tendría que volver al Congreso para ser debatido y aprobado de nuevo. Cirer recordó que, efectivamente, aún es necesario que la nueva norma pase por el Senado antes de que pueda empezar a ser aplicada, aunque añadió que si el texto no sufre finalmente ninguna modificación, ella no celebraría matrimonios homosexuales. «Los ciudadanos ya saben que soy una persona católica y que para la Iglesia el matrimonio es un sacramento», dijo. Cirer indicó que si en lugar de utilizar el concepto de «matrimonio» se utilizase el de «unión», ella no tendría ningún inconveniente en celebrar «uniones de parejas homosexuales». No obstante, señaló que en caso de que de los 29 concejales que hay en Cort 28 de ellos no estuvieran en condiciones de poder celebrar un matrimonio homosexual, ella lo celebraría. «Si la norma queda tal y como está aprobada ahora, por ley yo estaría obligada a celebrar matrimonios homosexuales», afirmó.

Por último, insistió en que ella delegará a otros concejales la facultad de celebrar matrimonios homosexuales en el Consistorio, mostrándose convencida de que siempre habrá ediles favorables a celebrar bodas gay.