La alcaldesa de Palma, siempre tan maternal, fue la más
previsora. De Cort salió ayer por la mañana el primer conjuntito
para el futuro bebé: patucos y jersey tejidos a mano, camisita de
hilo «para que no le rasque la lana», según me explicó por la tarde
Catalina Cirer, que iba 'total look' rosa intenso, y «un faldoncito
de piqué bordado», todo en blanco, -aún estamos in albis en cuanto
al sexo-, adquiridos en Can Apolonia. El éxito del presente
municipal, y las bromas que don Felipe y doña Letizia hicieron con
la alcaldesa, a quien dieron efusivas gracias, obligaron a
reaccionar a Maria Antònia Munar, que envió a sus funcionarias de
compras. Éstas se decantaron por un par de chupetes en rosa y azul
y unos alfileres de plata de Pinya Garau.
Tras una intensa mañana trotando tras la pareja, del Consolat a
Cort, vuelta al Consolat y al Hotel Victoria, pudimos enterarnos de
que doña Letizia se encuentra perfectamente. Ella misma comentó:
«Estoy bien, con las molestias normales de cualquier mujer
embarazada». Sus declaraciones fueron ante varios cientos de
periodistas estresados por escuchar cualquier cosa que pudiera
contarnos la joven embarazada más perseguida del país. El feliz
papá también habló para asegurar que «le querremos igual sea niño o
niña» y que sí, que son «muy felices» ante la llegada del nuevo
infante/a de España.
En cuanto al nombre, aunque doña Letizia comentó durante su
pedida de mano que si era niño le gustaría llamarle Pelayo,
-Asturias patria querida manda-, su esposo apuntó que nada habían
decidido: «Primero tiene que nacer», explicó sonriente el Heredero.
La visita de los Príncipes a Balears llegó precedida por la noticia
del estado de buena esperanza, una conmoción entre la panda
reporteril que se trasladó en masa a Mallorca. La Princesa apareció
radiante en el Consolat, pasadas las 10.00 de la mañana, vestida en
su estilo habitual, con un mínimo de joyas, anillo, -parecía el de
compromiso- y discretos pendientes. En cuanto al estilismo, para
los actos más tempraneros escogió falda beige tostado con falsa
tabla en el delantero y bordado en el bajo. Sobre el top lila
llevaba una chaqueta en el mismo tono que marcaba su delgada
cintura, pero que de frente dejaba traslucir tímidamente los tres
meses de embarazo. En cuanto a los complementos, lo mejor fue el
bolso, del mismo tono que la parte superior del atuendo en un
diseño muy de moda: asa de cadena y piel teñida, no podría
asegurarles si de serpiente o cocodrilo porque mis escasos
conocimientos de zoología siempre me inducen a confusión. Aunque
por el tamaño de las escamas me inclino por el último. En cuanto a
los zapatos, de puntera y altísimo tacón, como siempre. También el
Príncipe iba muy resultón con su terno azul marino y su corbata a
rayas oblícuas en gradación de rosa.
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