Más de 1.300 moros y cristianos, un número similar al de las
últimas ediciones, volvieron a participar ayer en el simulacro de
la batalla de los sollerics contra los sarracenos del 11 de mayo de
1561. La batalla empezó a las tres, cuando el Capitán Angelats
arengó a sus hombres al grito de: «A la lucha, sollerics» y no se
acabó de decidir hasta las 21.00 horas, en la plaza Constitución,
cuando las tropas cristianas se imponían definitivamente sobre las
de Ulutx Alar.
En esta ocasión los dispositivos de seguridad estaban
coordinados por la Junta de Seguridad Local, gracias al reciente
acuerdo entre el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno. La
necesidad de seguridad estaba más que justificada: miles de
visitantes y entre de ellos unas 50 armas de fuego en la calle. A
pesar de eso la Guardia Civil y la Policía Local intervinieron
diversas armas de fuego, no declaradas, por uso indebido o por no
estar sus portadores en condiciones para llevarlas.
Las dos batallas disputadas en el puerto, en las playas de Can
Generoso y Can Repique, fueron tan espectaculares como en las
pasadas ediciones y contaron con centenares de espectadores sin que
se registraran más incidentes que los derivados del abuso del
alcohol, con los habituales casos de coma etílico, algunos de ellos
entre menores. Sobre las 19.00 horas, moros y cristianos se
enfrentaban en una batalla sangrante en el Pont del Barona y
mientras tanto una avanzadilla de los corsarios turcos entraba por
sorpresa en la Villa dispuesta a «ulcerar e matar», como cuentan
las crónicas de los hechos. Cuando el jefe de los moros tomó
posesión de la plaza, los pagesos, que, volviendo, encontraron la
Villa saqueada, lanzaron un desesperado ataque final que los
condujo hacia la victoria.
Lluc García / Mari Vázquez
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