En el año 1978 se estrenó «La Guerra de las Galaxias» en el cine
Borne (hoy reconvertido en los almacenes Zara). Nadie podía prever
el profundo impacto que el universo de ficción de George Lucas
produciría en el mundo del séptimo arte, inaugurando de paso la era
del «merchandising». El impacto sociológico de la saga se ha
prolongado hasta 2005. Miles de freakies de todo el mundo -y varios
cientos en Mallorca- han esperado hasta hoy el estreno de «Star
Wars. Episodio III: La venganza de los Sith», cinta donde se
muestra el origen del malvado Darth Vader, el malo más malo de la
galaxia (aunque al final tenga su corazoncito).
Los más fanáticos de la saga son, curiosamente, treinteañeros.
Poco pelo. Las nuevas generaciones no entienden muy bien todo un
universo lleno de referencias, nombres y situaciones que se antojan
a veces complicadas. Hoy es, por qué no decirlo, un día mítico. El
día del estreno mundial que clausura la saga más rentable de la
historia del cine. Aunque, como yan han apuntado muchos fans, hay
esperanzas de continuidad en la televisión. Los cines de Palma
también esperan facturaciones astronómicas durante este primer fin
de semana, en el que se prevé que se barran récords de
audiencia.
Los seguidores de «La Guerra de las Galaxias» celebrarán
diversos actos en toda España... En Barcelona, el cine Cinesa
Diagonal estará literalmente ocupado todo el día por seguidores de
la saga que, disfrazados de sus personajes favoritos, escenificarán
escenas a las puertas del cine. Para el presidente del Club de Fans
Oficial en España de Star Wars, Fernando Vázquez, la tercera
entrega de esta segunda trilogía «se acera más a la trilogía
clásica, tiene una estética más imperial y es más profunda y
oscura».
Toni Limongi / Albert Orfila
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