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El resultado de las elecciones regionales en Renania del Norte-Westfalia ha arrojado un descalabro importante del partido socialdemócrata de Gerhard Schröder (SPD) y ha forzado a éste a adelantar las elecciones generales en Alemania, más si tenemos en cuenta que se trata de las novenas elecciones regionales consecutivas que pierde la formación de izquierdas. La mayoría de los analistas políticos coinciden en apuntar a los importantes recortes sociales, en contra de los que se situó un sector del SPD pero que contaron con el acuerdo de los cristianodemócratas (CDU), como el motivo por el cual se ha producido este resultado. Aunque también habría que sumar a ello las preocupantes cifras macroeconómicas que ha arrojado la gestión de Schröder al frente de la Cancillería.

Con un crecimiento estancado, casi al borde de una recesión, y unas cifras de desempleo cada vez más preocupantes, los alemanes han puesto contra las cuerdas a su Gobierno y todo apunta a que, de seguir así las cosas, unos años después de que Schröder desbancara a Helmut Kohl, volverá a hacerse con el poder la CDU, hoy liderada por Angela Merkel.

Lógicamente, los movimientos en Alemania, uno de los motores económicos del Viejo Continente y pieza esencial del proyecto común europeo, tendrán sus consecuencias en los socios comunitarios. Una de las primeras para España se dejará sentir en las negociaciones que se están llevando a cabo sobre el presupuesto de la Unión. Si ya era compleja la situación debido a los escasos apoyos para prorrogar las ayudas a nuestro país por unos años más, el cambio político alemán y la crisis de la SPD no hacen las cosas más fáciles, sino al contrario.