Melchor Bosch se define como un cántabro nacido en Mallorca y
afirma: «me encanta el paisaje y el paisanaje, he hecho grandes
amigos en poco tiempo». Casado, con tres hijos y tres nietos,
Melchor añora su familia, a la que -ahora que hay vuelos
directosvisita con asiduidad-. Para este mallorquín la vida en la
capital cántabra es diferente a la de Ciutat aunque: «Santander me
recuerda a Palma cuando era niño. En aquella época era íntima y
señorial». Desde el punto de vista turístico Bosch distingue:
«Cantabria es una comunidad que, a diferencia de Mallorca, es
visitada por turistas nacionales. Además, los turistas de esta
comunidad pasan periodos vacacionales más largos, de hasta dos
meses». Si para el que fuera director del Hotel Son Vida, dirigir
el Hotel Real es «algo maravilloso», qué será disfrutar de una
Cantabria infinita.
Además de los más de 220 kilómetros de costa, la riqueza
subterránea de Cantabria y el Museo de Altamira -ubicado en
Santillana del Mar, villa medieval declarada Monumento Histórico
Artístico Nacional-, en el corazón de los Picos de Europa se
encuentra el teleférico de Fuente Dé, que sitúa al viajero a 1.850
metros. El Parque de la Naturaleza de Cabárceno, que acoge en
semilibertad a más de 1.000 animales de todas las comunidades
zoológicas de la tierra, complementa la oferta de esta comunidad.
Santander fue, durante el primer cuarto de siglo, el lugar de
veraneo de la Familia Real, y para satisfacer las exigencias de la
nobleza y clientela de alta alcurnia que rodeaba la figura del Rey
se construyó el Hotel Real, hoy de la cadena HUSA. Su director,
Melchor Bosch, dirigió durante nueve años el Hotel Son Vida y fue
de los primeros españoles en dirigir un hotel en Shanghai (China).
Bosch dirige desde hace cuatro años el Hotel Real, un edificio
histórico que forma parte de la vida y el paisaje de Santander.
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