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PEDRO PRIETO/J.M.
En la cena con Bill Clinton sólo se habló en inglés. Algunos de los invitados se perdieron la mitad de la conversación, otros charlaron abiertamente con el ex presidente, y unos pocos se dedicaron a cenar y a contemplar de cerca a Bill Clinton, el ex presidente norteamericano que pasó fugazmente por Mallorca para cenar con empresarios turísticos de Balears. A las siete de la tarde, Bill Clinton saludó a todos sus invitados en la entrada del hotel Maricel antes de desplazarse hasta la espectacular terraza del establecimiento para tomar un aperitivo. Rosa Estarás, vicepresidenta del Govern, representaba al president Matas, quien casualmente el domingo se encontraba de viaje en Estados Unidos. Jaume Matas regresará hoy a la Isla. La cena contó con una amplia representación del sector hotelero de la Isla. El encuentro comenzó con un aperitivo y, dos horas después, dio inicio la cena en el mismo hotel Maricel. El menú estuvo compuesto por foie, crema de marisco y pescado, todo regado con vinos mallorquines. Sin embargo, Bill Clinton apenas probó bocado. El ex presidente norteamericano estuvo toda la velada contestando a las preguntas que le hacían los empresarios mallorquines y apenas tuvo tiempo para cenar.

Clinton actuó como un diplomático apartado de la política internacional pero que no quiere influir con sus opiniones. Habló de todos los temas que se le plantearon, pero sin profundizar en ellos. En cualquier caso, Clinton estaba al corriente hasta del último detalle de la política internacional. El ex presidente tampoco quiso dar su opinión sobre las relaciones entre Estados Unidos y España, algo deterioradas desde la decisión del Gobierno de Zapatero de retirar las tropas de Irak. Clinton, de nuevo, actuó como un diplomático. De la misma manera, pasó de puntillas cuando se le preguntó por el paradero de Bin Laden. No hubo ninguna respuesta clarificadora.

Todos los invitados cenaron en una misma mesa alargada, que estuvo presidida en uno de sus extremos por el propio Bill Clinton. Los hoteleros fueron los más atrevidos a la hora de hacer preguntas: el inglés fluido de los empresarios turísticos facilitó la conversación con el ex presidente mientras el resto de los invitados intentaban no perderse el hilo de la charla. Rosa Estarás, acompañada por su esposo, José Cansado, estuvo pendiente de toda la conversación, entendió la mayor parte de ella, pero no hizo preguntas. En otro momento de la cena, Bill Clinton habló de Mallorca, de su luz, del mar, de la tranquilidad que se respira en la Isla. De hecho, la del domingo era la cuarta vez que el ex presidente norteamericano visitaba Mallorca. Y el año pasado pasó fugazmente por Formentera después de presentar su biografía.