El grupo de agentes que participó en la excursión.

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La Reserva Parc Natural de Galatzó, un lugar único en Mallorca en un área de 2,5 millones de metros cuadrados a 3,5 kilómetros de Puigpunyent, que combina la belleza del paisaje con el senderismo y las actividades lúdicas de montaña, fue objeto ayer de una visita por parte de un grupo de agentes nacionales de viajes, invitados por Ibatur. Guiados por Nicolai, los visitantes tuvieron la oportunidad de observar las cascadas que se suceden a los pies de la enigmática montaña de 1.026 metros de altura, fuente de leyendas vinculadas al Comte Mal y a su particular magnetismo, hasta alcanzar el área recreativa donde pudieron degustar un típico almuerzo de sabor local a base de carne a la brasa y ensaimada rellena. A lo largo de los ancestrales caminos de carboneros que atraviesan pinares y barrancos, pudimos observar las obras del futuro hotel rural que, nos aseguraron se inaugurará el año próximo, ubicado al fondo del valle y que contará con 25 suites de lujo con jardín, dos piscinas, un restaurante y salón de belleza, además de un pequeño campo de golf en un entorno alejado del trasiego automovilístico y las autopistas.

La Reserva, inaugurada en 1992 y declarada de utilidad pública e interés social, ha añadido al aliciente montañoso en un recorrido de 3,5 kilómetros, hasta 50 especies vegetales debidamente señalizadas con un lazo rojo y su ficha botánica, la riqueza de su fauna autóctona, compuesta por cabras, asnos, ginetas, martas, patos y gallos e importada a base de osos pardos, gamos o avestruces, con una interesante exhibición de aves rapaces con halcones y gavilanes.

Además cuenta con la posibilidad de adaptarse a todas las edades en itinerarios diferenciados de mayor a menor dificultad y un amplio abanico de actividades. Desde los que buscan la tranquilidad del paseo entre frondosos parajes a los amantes de la aventura y las emociones fuertes. Sensaciones que ayer brindó, con las máximas medidas de seguridad y bajo la atenta coordinación de los monitores, una tirolina de 400 metros de longitud, puentes colgantes sobre cauces de antiguos torrentes o un espectacular lanzamiento en rappel desde un risco de unos 30 metros de altura, tras una escalada en la que los agentes de viajes demostraron especial espíritu de participación.

Gabriel Alomar