La expedición mallorquina se recupera del esfuerzo realizado en
la maratón del Everest. Hoy está previsto que llegue a Namche Bazar
la caravana de yacks y sherpas que partió ayer del campo base con
todo el material. Mientras tanto, Oli y los dos Tolos se recuperan
del importante desgaste físico tras la maratón y algunos de ellos
aprovechan para dar un nuevo aire a su fisonomía. «Agotados, sin
embargo bien arreglados». Éste es el nuevo lema de los
expedicionarios mallorquines, los cuales -salvo Oli, quien continúa
fiel a su intocable y peculiar peinado- pusieron su cabello en
manos del estilista de Namche. «Por 400 rupias nepalíes (unos cinco
euros) vale la pena arriesgarse», pensaron los dos Tolos. Y así lo
hicieron, entregándose en cuerpo y alma a las tijeras del peluquero
Suresh Thakur.
Tirado a un lado del pequeñísimo y escasamente limpio local,
podía verse un letrero patrocinado por la oficina de turismo del
país dando la bienvenida a la «modernísima» peluquería de hombres y
mujeres: «Welcome to the new modern hair dresser -ladies and
gentlemen-. Visit Nepal, 1998. Namche». Colgados de la pared, un
retrato de los reyes del Nepal, una estampa religiosa y un
muestrario de peinados de hombre que parecía sacado de una
fotonovela, de aquellas que se veían en las peluquerías de señoras
en los años 70. La escena era para alquilar sillas. Sentados en el
trono, Tolo Quetglas y Tolo Calafat -en este orden- se dejaron
arreglar el pelo y la barba. Al mismo tiempo, desde el portal y
mientras una mujer le miraba maravillada las «rastas», Oli les
recriminaba que no hubieran querido esperar a llegar a Katmandú
para restaurar su deteriorada imagen después de cerca de dos meses
de vida semisalvaje.
Al final, los tres acabaron tomando una gran merienda a base de
chocolate y pastel de manzana en una pastelería de Namche, donde la
proximidad del verano y del monzón se nota por el escaso ambiente
que se respira en el pueblo. A final de mayo, los trékkers ya han
acabado sus paseos por la región del Solu-Khumbu y la mayoría de
expediciones ya han desmontado sus respectivas tiendas en el campo
base del Everest. Todos los corredores de la maratón del Everest
recibieron ayer los honores de la organización de la carrera en el
transcurso de un acto celebrado en un -¿el único?- pub de Namche
Bazar. Los embajadores de Alemania y de Francia en el Nepal, Franz
Ring y Michel Jolivet, presidieron la entrega de medallas y
diplomas, a la que asistieron todos los participantes -la mayoría
sherpas- y que acabó con una degustación de platos típicos del
país. Los escaladores mallorquines recibieron la certificación de
haber participado en la tercera edición de la «Tenzing-Hillary
Everest Marató 2005». Aunque fue Tolo Quetglas el más afortunado,
ya que recibió, además de la medalla y el diploma, 8.000 rúpies
(hacia 60 euros) por haber quedado clasificado como «tercer
extranjero». «Ya tenemos para una cena», exclamó el beneficiario,
quien prometió a sus compañeros invertir el dinero en una buena
comida en la pizzería «Fire and Ice» de Kathmandú. Finalmente, la
expedición se sumó a la fiesta organizada por el club de jóvenes de
Namche con motivo de la carrera y en la que todo el mundo bailó al
ritmo de la música de Mingma Sherpa & The Mongolian Group.
Willy Benegas, guía argentino de Mountain Madness, junto con un
grupo de sherpas y clientes, ha conseguido coronar la cima del
Everest por la ruta sur. Poco después también llegó a la cima el
castellano-leonés Jesús Calleja, con quien los mallorquines
compartían permiso de escalada. Ninguna de las dos hazañas ha sido
certificada por ahora. Estos expedicionarios han esperado un par de
días y han tenido más suerte que los mallorquines.
Joan Carles Palos
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