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Desde la época de los antiguos egipcios se sabe que éstos, muy sibaritas, refrescaban a los faraones con gigantescos abanicos de plumas. Tan práctico instrumento para airearse fue evolucionando y hoy en día lo conocemos como abanico. De dicho objeto, que aunque habitualmente se atribuye a la mujer, muchos hombres lo utilizan, se sacó un lenguaje. Dependiendo de la manera de moverlo, cerrarlo, abrirlo o utilizarlo, éste indica su propio vocabulario. Con motivo de la gran colección que Ultima Horaofrece a sus lectores, hemos querido mostrar, con la ayuda de miss Illes Balears, Marta Lozano, algunos de esos movimientos del abanico. Dicen que si la mujer se abanica sobre el pecho lentamente, significa: «Soy soltera, no tengo novio». Si el abanico realiza movimientos cortos y rápidos sobre el pecho: «Estoy comprometida y tengo novio, sigue tu camino». Si la mujer abre y cierra el abanico y lo pone en la mejilla, le indica al joven: «Me gustas». Si coloca el abanico en la sien y mira hacia arriba, la mujer indica: «Pienso en ti de noche y de día». Si sospecha que su amado le es infiel o lo ve hablando con otra joven, se toca la punta de la nariz con el abanico, indicándole: «Algo no me huele bien». Si camina impaciente de lado a lado golpeando la palma de la mano con el abanico: «Ten cuidado, cariño, por ahí viene la chaperona». Si abre y cierra el abanico y señala hacia el jardín: «Espérame allí, mi amor, pronto estaré junto a ti». Y por último, si la joven sugestivamente se cubre la boca con el abanico, significa que le está enviando un beso y es el escogido. En definitva, un lenguaje de lo más romántico para disfrutar de un refrescante verano lleno de arte con tan original colección.

Julián Aguirre