Oli y los dos Tolos (Quetglas y Calafat) están hoy de camino hacia
Lukla (2.886 m.), desde donde es probable que mañana a primera hora
vuelen hacia Katmandú. Es la última etapa de la expedición
«Mallorca a dalt de tot. Everest 2005» antes de volver a casa,
desgraciadamente sin conseguir la ansiada cima. Mientras tanto, a
su llegada a la capital del Nepal les espera el reencuentro con
Jopela, casi recuperado de su neumonía, además de los inevitables
trámites burocráticos antes de dejar el país. Dos o tres días en
los que los escaladores aprovecharán para hacer algunas compras,
pensando sobre todo en sus mujeres, hijos y sobrinos.
Ayer llegó a Namche Bazar (3.440 m.) la caravana de 40 yaks y 15
porteadores que partió el lunes pasado con todo el material del
campo base (5.365 m.), dos días de camino desde el glaciar de
Khumbu para recorrer más de 34 kilómetros de un pedregoso y
durísimo desnivel de cerca de dos mil metros. Hoy sólo serán los
hombres los que acaben el recorrido hasta el aeropuerto de Lukla,
puerta de entrada a esta inmensa y maravillosa región de 1.100 km a
los pies del Himalaya, llamada Solu-Khumbu y que es la patria de
los sherpas. El cocinero de la expedición, Nama Wongdi Sherpa, ha
sido quien ha coordinado esta pesada y laboriosa operación. Entre
domingo y lunes, unas cincuenta personas han alcanzado la cima del
Everest. La noticia ha sido acogida con relativa sorpresa por el
grupo de expedicionarios mallorquines, que ahora hace una semana
decidieron abandonar sus planes de escalar la gran montaña, debido
a las pésimas condiciones meteorológicas.
«Este año no era un año para subir, los que lo han hecho han
tenido que asumir una serie de riesgos que para nosotros eran
excesivos. Fue una decisión difícil y dolorosa. Al final, les ha
salido bien la jugada. ¡Enhorabuena!», declaró ayer Tolo Calafat,
después de confirmar la noticia a través de la página web
everestnews.com.
Por su parte, Joan Olivieri, Oli, precisó que «en la montaña, lo
más importante es la actitud y no la altura. En este sentido,
nosotros hemos intentado actuar siempre con mucho juicio, teniendo
cuidado por nuestra seguridad y por la de nuestros sherpas». Tolo
Quetglas fue más expeditivo a la hora de hacer una valoración. «No
se nos puede exigir ganar una liga en un solo partido, cuando
cualquier equipo dispone de 38 jornadas para demostrar lo que vale.
Nosotros confiamos en el partido de vuelta», manifestó el
escalador, haciendo gala de una insospechada afición al fútbol.
Además, «cuando tomamos la decisión, las condiciones de viento y
temperatura eran muy malas. Aun así, tenemos que felicitar de todo
corazón a los que han conseguido llegar hasta el final».
Joan Carles Palos
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