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Desde la llegada de la primavera y ante la inmediatez del verano, Palma se muestra en su faceta más atractiva mientras llegan los más vivos colores, los árboles se cubren de verdor y las terrazas rebosan de animación. Un buen momento para disfrutar de un paseo con vistas panorámicas desde una atalaya móvil como la que brinda el servicio Palma City Sight Seeing. Cuatro vehículos con 77 plazas que mantienen una frecuencia de salidas de 20 minutos desde las 10:00 horas hasta las 18:00 en invierno, que se prolonga hasta las 20:00 en primavera y otoño y se inicia a las 9:30 en verano. A su llegada a la terminal, ubicada en la calle Conquistador, los pasajeros, en su mayoría extranjeros, son recibidos por unas amables azafatas que con el ticket al precio de 13 euros para adultos y 6,50 para los niños, válido 24 horas y otro para dos días de 16,25 y 8,13, respectivamente, les ofrecen un folleto donde figura la ruta a seguir con un total de 16 paradas en lugares considerados de interés turístico.

Con el buen tiempo el segundo piso de este bus descapotado de aspecto londinense despierta el interés de la práctica totalidad de visitantes que, provistos de sus correspondientes auriculares, se disponen a disfrutar de la ciudad en una visita guiada de una hora y media de duración aproximada, que se ofrece en ocho idiomas. Puestos en marcha agradecemos la caricia de la suave brisa que atenúa el agobio de los primeros calores. Es una buena forma para relajarse mientras sustituimos los ruidos urbanos por la dulce melodía que nos llega a través del hilo musical, interrumpida por las explicaciones en las paradas más significativas.

Desde la escalinata de la Seu el bus turístico dirige su rumbo hacia la Plaça Joan Carles I y La Rambla. En la Plaça Espanya los pasajeros pueden apearse para disfrutar de este espacio urbano, ahora por desgracia huérfano del Parc de ses Estacions. Las avenidas conducen al Parc de la Mar, el Moll comercial y el Passeig Marítim, para doblar hacia el Poble Espanyol, el Castell de Bellver, la Plaça Gomila y la Avinguda Joan Miró, Portopí, las estaciones marítimas y de vuelta por el Passeig Marítim a la Porta de Santa Catalina frente a Es Baluard y por Jaume III, al Born. Un auténtico viaje de placer que justifica que casi 300.000 pasajeros hayan disfrutado de este servicio inaugurado en agosto de 2003.

Gabriel Alomar