Poca gente mira los tablones. Lo que hace unos años era un momento
de máxima tensión, ahora ha cambiado completamente. Los alumnos de
bachillerato conocen de antemano las notas de selectividad (que han
consultado previamente por Internet) y ahora se dirigen al tablón
de anuncios del instituto sólo para corroborar lo que ya sabían.
Después, se dirigen a Secretaría a recoger el llamado «Llibre de
Qualificacions del Batxillerat», documento que deben poseer para
tramitar las inscripciones en las distintas universidades donde
piensan cursar sus estudios.
Los pasillos del IES Ramon Llull registraban ayer un escaso
movimiento a las 12.30 horas, y eso que acababan de colgar las
notas en el tablón a media mañana. Cristina Puig, de 19 años, se
acercó al expositor, acompañada de Carme Carrió, de 18 años. Ambas
han acabado el curso con resultados «satisfactorios». Cristina sacó
una media de 6,2 en bachillerato de Ciencias de la Salud y una nota
de selectividad de 5,1. Su promedio final es de 5,76. «Quiero
estudiar para fisioterapeuta en la UIB y ya he hecho las
preinscripciones. Sin embargo, en la facultad piden un 6,20 y voy
un poco justita. Ya veremos si tengo suerte. En segunda opción he
puesto enfermería, donde la nota mínima es de 5,4». Carme tiene una
media final de 5,5 y quiere estudiar también enfermería. «Si me
aceptan en la UIB, bien. De otra forma me iré a Vic, en Catalunya»,
dice.
Luis Ruiz estudia en el Joan Alcover. Ha sacado una nota final
de bachillerato de 6,9 y un 6,6 de selectividad. Le queda un
promedio de 6,78. También quiere ser fisioterapeuta. Sin embargo,
hay otras cosas que le gustan: «Si no me aceptan haré periodismo.
Pronto saldrán unas listas en la UIB para saber a quien han
aceptado en las preinscripciones. Luego, de 8 al 15 de julio se
podrán matricular los aceptados. Después sale una segunda lista,
con las plazas que puedan haber quedado aún libres». Valentín Bayon
Muntaner (7,04 de media final); Adrià García (6,2) y Andreu Ramos
(6,2) han estudiado bachillerato científico técnico. Ahora están en
la secretaría del IES Ramon Llull, pero no han tenido que aguantar
colas ni esperar para recoger su libro de notas. Al recibirlo, lo
enseñan orgullosos, con una sonrisa en la boca: ahora nos toca
descansar, por lo pronto dos meses.
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