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El ojo del huracán afectó de lleno a unos 40 kilómetros de Playa del Carmen, en la zona conocida como Puerto Aventuras y Akumal, enclaves en cuyas proximidades se encuentran varios complejos hoteleros con capital balear, siendo el del Gran Bahía Príncipe el de mayor capacidad.

El director general de Bahía Príncipe Clubs & Resorts, Fausto Sedano, y el director general de los complejos de Bahía Príncipe en México, José María Torquemada, coinciden en señalar en que gracias a las normas de construcción que han imperado en este complejo, que en el momento del huracán alojaba a más de 4.000 clientes, «la seguridad imperó en todo momento, principalmente porque los edificios en donde están ubicadas las habitaciones cumplen las normas de construcción anticiclónica que impera en Miami, que es una de las más estrictas. Tanto es así, que ninguna habitación quedó dañada, por lo que los clientes estuvieron totalmente seguros».

Sedano nos acompaña en un carrito para ver los tres complejos existentes en la zona (Tulum, Akumal y Club Premier Akumal), así como el paso del ojo del huracán por los manglares, cuya imagen impresiona por cómo están destrozados los árboles y vegetación. Lo curioso del caso es que si hace una década el huracán «Gilberto», que también pasó por el Yucatán, afectó a la zona de playa en donde está situado el Bahía Príncipe Tulum, el «Emily» ha tenido un efecto beneficioso, «porque nos ha recrecido la zona de playa y ahora es más ancha en todos los sentidos, lo cual beneficia al complejo. El efecto del huracán despistó los primeros días a las tortugas que vienen aquí a desovar, ya que lo hacían de día, por lo que las teníamos que devolver al mar. Cada noche llegan entre diez y quince, por lo que tenemos que acotar las zonas de desove. Se trata de una atracción turística más y que pone de manifiesto las rígidas medidas de protección medioambiental que imperan en Quintana Roo, hasta el punto de que nos vemos imposibilitados de limpiar el manglar al ser zona protegida», apunta Sedano.