El pleno extraordinario celebrado ayer en el Ajuntament de Palma
para dar cuenta de la renuncia de la teniente de alcalde de
Seguretat Ciutadana, Maite Jiménez, y de la regidora de
Infraestructures, Rosa Arregui, como ediles del Consistorio tuvo un
desarrollo distinto al previsto en un principio, y acabó, en medio
de una creciente tensión, con el abandono de los tres partidos de
la oposición, el PSOE, EU-EV y el PSM.
El primer punto de la orden del día, en el que se tenía que
ratificar la urgencia de la sesión, ya fue objeto de cierta
polémica, si bien la votación pudo desarrollarse con normalidad,
con los votos a favor del equipo de gobierno, que preside la
popular Catalina Cirer, y la abstención de la oposición. No
obstante, el portavoz del PSOE, Antoni Roig, pidió que tuviera
lugar un debate en dicho pleno dada «la situación excepcional» que,
en su opinión, se habría creado con la dimisión de Jiménez y de
Arregui, que ha obligado a Cirer a una remodelación parcial de su
equipo de gobierno.
Roig criticó que la oposición se hubiera enterado de dicha
remodelación «por los medios de comunicación y no por la propia
alcaldesa o a través de la Junta de Portaveus». En el mismo sentido
se pronunció el portavoz de EU-EV, Eberhard Grosske, quien añadió
que si dicho debate no se producía, provocaría que toda la
oposición abandonase el pleno. Cirer indicó entonces que el pleno
extraordinario de ayer era sólo «una formalidad» de carácter
administrativo, cuyo objetivo era dar cuenta de la renuncia de
Jiménez para trasladarla luego a la Junta Electoral Central.
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