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Las religiosas de la congregación Hijas de la Caridad recogen hoy el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2005, otorgado a esa orden en todo el ámbito nacional.

En Mallorca, la congregación, que durante años se hizo cargo de La Misericòrdia y de los hospitales Psiquiátrico, Provincial y Militar, cuenta con más de 40 hermanas, que viven en diferentes comunidades. Según el «Full dominical», las Hijas de la Caridad no son monjas, son hermanas que pertenecen a una sociedad de vida apostólica, que se comprometen a vivir en comunidad y que cada año, el 25 de marzo, día de la Encarnación, tienen la libertad de renovar su compromiso de servicio a los pobres.

18 de ellas trabajan en los colegios de San Vicente de Paúl de Cas Capiscol y la Milagrosa, en los que estudian 1.200 alumnos, 10 se dedican a la atención y el cuidado de los ancianos y ancianas internos en la residencia instalada en el segudo piso del Seminario Nuevo, otras 8 realizan una labor de voluntariado en el Psiquiátrico, una trabaja en el Hospital General, otra en la Casa de Família (Hospital de Nit) y cinco ofrecen su ayuda voluntaria en la parroquia de Son Cladera.

Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, también conocidas como siervas de los pobres, destinarán los 50.000 euros con que está dotado el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, que recogerán el viernes en Oviedo, a tres proyectos en países en vía de desarrollo.

Así, la compañía repartirá la dotación entre tres programas de desarrollo: uno para la lucha contra el hambre en Eritrea, otro contra el sida en Mozambique y el tercero para ayuda en el Sur de la India, devastada tsunami.