El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, animó
ayer a los representantes del Grupo de Alto Nivel de la ONU, los
sabios que participan en la Alianza de las Civilizaciones, a que se
inspiren en la rica historia de Palma para proponer sugerencias que
permitan «romper la brecha» actual que existe entre distintas
civilizaciones. Zapatero abrió con esta sugerencia la sesión
inaugural del grupo de trabajo que hasta el martes reunirá a 18
analistas de Naciones Unidas en el hotel Punta Negra de Calvià.
«Les invito a que, en una pausa de su trabajo, paseen por el
casco histórico de Palma; podrán ver, junto a imponentes edificios
góticos cristianos, un palacio, unos jardines y unos evocadores
baños árabes del siglo X, y un espléndido barrio judío», señaló el
presidente.
«Son el poso de una historia no exenta de episodios dramáticos,
de violencias e injusticias -añadió-; pero, con la perspectiva de
los siglos transcurridos, hoy podemos contemplar serenamente la
ciudad como una realidad viva y armoniosa; podemos admirar la
valiosa aportación de cada una de las culturas a la belleza del
conjunto». Para Zapatero del paseo por el centro de Palma, «quizá
puedan extraer alguna inspiración suplementaria en el desarrollo de
sus trabajos».
El presidente del Gobierno inició la sesión inaugural con
referencias históricas al papel jugado por el Mediterráneo, mar en
el que nacieron tres civilizaciones. En este espacio geográfico se
presentan en la actualidad «buena parte de los problemas,
contradicciones y desencuentros a los que, entre todos, debemos
intentar poner fin».
Por eso Zapatero insistió en la necesidad de apostar por una
movilización decidida «para cerrar la brecha que se está abriendo»
y para alzarse «contra quienes, en cualquier parte y utilizando
todo tipo de argumentos deformados, argucias y pretextos», fomentan
el odio y la intolerancia.
«Debemos cegar las fuentes del extremismo, ganar la batalla de
las ideas y los principios, alimentar las mentes de voluntad de
paz, fortalecer en nuestros corazones el instinto de cooperación»,
añadió. Para Zapatero, la fuerza de una cultura reside en su
capacidad «para abrirse a otras, para integrarlas e integrarse en
ellas» y por ello emplazó a los expertos a buscar los mecanismos
que permitan «aislar las versiones e interpretaciones espurias de
las grandes civilizaciones que conforman el mundo y afrontar con
determinación los escenarios en los que tales versiones
florecen».
Alertó de que, en el contexto mundial de inestabilidad que se
vive en un mundo cada vez más interrelacionado y complejo, existe
el riesgo de que proliferen y se consoliden «los tópicos y
estereotipos simplificadores, las imágenes deformadas, las
percepciones desenfocadas, la ignorancia y la incomprensión
mutuas». Por ello propuso fomentar «el conocimiento y respeto al
otro, el entendimiento mutuo, la moderación, el aprecio de la
diversidad y la conciencia de la creciente e inevitable
interdependencia entre todos los pueblos y naciones».
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