Aquel día Estarellas circulaba a pie por la calle de Sant
Llorenç, una vía estrecha que une Santa Creu con la calle Puig de
Sant Pere cuando, según su versión, «un coche blanco circulaba
deprisa». La calle no ofrece muchas posibilidades para que los
peatones cedan el paso a los vehículos (no hay aceras) y Estarellas
decidió ponerse frente al coche para que éste frenara. «Entonces me
di cuenta de que era la Policía y dije, en catalán, que no fuesen
tan deprisa por esta calle», asegura la mujer. En ese momento,
Estarellas recuerda que un agente le aseguró que no le había
entendido y se empezó a crear una situación tensa. De hecho,
Estarellas, que es licenciada en Derecho, dice que «recibí un trato
humillante y prepotente, a pesar de que creo que me entendían».
Según Estarellas, la tensión fue en aumento sobre todo cuando
los agentes insistían en que no entendían sus explicaciones y ella
respondía «con buenas maneras» que hablaba una lengua oficial. «Me
pidieron la documentación y les dije que la tenía en el trabajo y
que podían acompañarme. Así y todo, me dijeron que tenía que ir en
las dependencias policiales, donde me encerraron en una habitación
un rato, consiguiendo que llorara, hasta que me pidieron los datos
personales». Finalmente la dejaron marchar.
Desde el Cuerpo Superior de Policía se aseguró que se pondrá en
marcha una investigación para aclarar estos hechos, mientras la OCB
se solidarizó ayer con Estarellas y le ofreció asesoramiento.
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