Como no podía ser de otro modo, Palma se llenó anoche de gente para
festejar la gran noche de la «revetla», sobre todo en las plazas
donde había actuaciones y en las calles adyacentes. La movida noche
comenzó en la Plaça d'Espanya con el tradicional encendido
defogueró a cargo de la alcaldesa, Catalina Cirer, quien estuvo en
todo momento acompañada por la gran mayoría de los regidores de su
partido. Muchos ciudadanos no quisieron perderse el momento en el
que la hoguera, de unos dos metros de altura, compuesta por gruesos
troncos de algarrobo, pino y encina comenzase a arder.
Hasta cuatro litros de gasoil habían rociado para que la pila de
tres toneladas de leña ardiera con facilidad. Y vaya si ardió;
bueno, más bien ahumó a los presentes, pues una gigantesca columna
de humo negro comenzó a invadir la zona y callejones cercanos Plaça
de Sant Francesc. Suena la rumbita desde el escenario. La gente se
ha traído la cena de casa, que torra en los distintos foguerons.
Puede que sea la torrada, si no la más auténtica, sí la más casera.
La plaza va llenándose poco a poco. Pocas reivindicaciones
políticas, por no decir ninguna. También pocos políticos, por no
decir ninguno.
Plaça de Santa Eulàlia. Numeroso público desde el comienzo, que
fue in crescendo a medida que pasaban las horas. Tres partidos
políticos, más una asociación pro cubana-mallorquina en la que
servían, entre otras bebidas, mojitos, se instalaron en ella. EU y
Els Verds, a base de repartir piedras del puente del tren -es lo
que decían- y emitir boleros en los que ponían a caer de un burro
al PP, reivindicaban lo mal que está la ciudad y la Comunitat.
Pedro Prieto / Julián Aguirre
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