La Fundación Aeronáutica Mallorquina organiza periódicamente
visitas escolares a las instalaciones del aeropuerto de Son Bonet
en el cumplimiento de su programa didáctico que, apoyado por el
Consell Insular de Mallorca, ha informado sobre este apasionante
tema a más de tres mil escolares desde que comenzó sus
actividades.
Ayer fue el turno del colegio ses Quarterades de Calvià, que con
más de cuarenta pequeños e inquietos visitantes tuvo el privilegio
de subir a un avión gentilmente abierto por LPI, en cuyo interior,
además de las dificultades para ponerse los cinturones de
seguridad, hubo muchas quejas hacia la improvisada azafata, María
Pilar Buades, ya que «el chaleco salvavidas no sirve en el mar
porque lo pueden morder los tiburones». Poco después de esta
explicación práctica un experimentado joven, corrigió a su
compañero, ya que «la mesita es para poner un vaso, no una botella,
que no te enteras!». También hubo ingenuas protestas hacia el
comandante de la nave, Gonzalo O'Kelly, quien después de una breve
charla sobre dónde y cómo se tripulaba el avión, bajó del mismo.
«El avión no voló porque no había nadie para llevarlo por el aire»,
dijo decepcionado al bajar uno de los jóvenes estudiantes.
Buscando por la pista al avión que «tira los cohetes»,
contemplaron el trabajo de los mecánicos en un hangar y la
explicación de los bomberos, que prestaron sus cascos. Las sirenas
y los chorros de agua interrumpieron la observación de los
helicópteros al despegar, en una mañana de intensa actividad en la
que flotaba la duda de una pequeña: «si los aviones no mueven las
alas, ¿cómo pueden volar?». La Fundación Aeronáutica Mallorquina es
la única institución que goza de los permisos legales para realizar
bautismos del aire y esta actividad y las visitas guiadas son sólo
algunos de los muchos objetivos que los patronos de la FAM han
decidido impulsar y promover.
Óscar Pipkin
(texto y foto)
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