La Conselleria d'Educació colocará unos dispositivos de detección
de oscilaciones en el Colegio Público Santa Isabel, de Palma,
durante unas semanas, aprovechando que el centro está vacío y que
en breve comenzará una actividad importante muy cerca con motivo de
las obras de construcción del metro.
Con estos detectores, los especialistas podrán determinar si las
obras fueron, finalmente, la causa de los temblores que afectaron
al colegio el pasado 18 de noviembre y que sumados a los del último
25 de enero dieron lugar al desalojo del edificio por seguridad.
Este fue uno de los anuncios que realizó el director general de
Planificació i Centres, Rafael Bosch, en la reunión de la comisión
de seguimiento celebrada ayer en la Conselleria.
Al encuentro acudieron representantes de la Conselleria d'Obres
Públiques, la empresa concesionaria de las obras, el Ajuntament, la
dirección del centro, los padres de alumnos, la Direcció General
d'Emergències, el Ibisec, el Instituto Geológico Minero y el
Laboratorio Balear para la Calidad. Con los avances de los informes
realizados en la mano, Bosch informó también de que «todas las
pruebas apuntan a que los temblores del mes de enero se debieron
con toda probabilidad a una máquina compactadora de las obras
vecinas».
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