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La convención nacional del PP debía servir, supuestamente, para definir la línea política de la formación que preside Mariano Rajoy. Es indiscutible que de aquel centro que defendía Aznar hace unos años queda poco en el PP, sobre todo desde que Zapatero ganó las elecciones. El impulso del Estatut catalán ha sido una prueba evidente de que el PP está demasiado escorado a la derecha, una línea política que pretende conseguir réditos a corto plazo.

La intervención de Aznar en la inauguración de la convención ha vuelto a reafirmar que el PP no está dispuesto a cambiar su línea política. Aznar ha reabierto viejas heridas y ha utilizado el terrorismo para hacer política de confrontación. Ha hecho, en definitiva, lo que él criticaba cuando era presidente del Gobierno: la lucha antiterrorista nunca debía utilizarse como arma.

El mensaje de Ruiz Gallardón era una invitación para un giro y regresar al auténtico centro reformista. Pero, hoy por hoy, sigue ganando la línea que defienden Aznar, Acebes y Zaplana. Sigue siendo una incógnita si Rajoy se siente cómodo en esta posición que él nunca defendió ni representó cuando era ministro y vicepresidente. Rajoy tiene poco margen de maniobra. La vieja guardia del partido, que no olvida lo que sucedió el 11-M, está marcando una estrategia que, no hay que olvidarlo, complace a una militancia fervorosa dispuesta a manifestarse cuantas veces haga falta.

El sector mayoritario en el PP balear no sintoniza con la línea radical, pero cumple disciplinadamente las instrucciones de la dirección nacional y apoya todas las protestas, incluso contra el estatuto de Catalunya, cuyo modelo de financiación es muy ventajoso para Balears. Contradicciones que el PP balear y el Govern Matas torean como puedan.

Matas lanzó el viernes un mensaje muy claro sobre lo que tiene que ser esta convención. El presidente balear entiende que el PP debe discutir sobre los problemas de los ciudadanos más allá de batallas por el Estatut de Catalunya. Por eso, aprovechará esta convención para pedir al PP que apoye que los extracomunitarios disfruten también de descuentos para transporte en Balears. Ésta es la política que interesa a los ciudadanos. Las historias y rencores de Aznar interesan mucho menos.