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La presidenta de Emaya, la popular Catalina Terrassa, dio a conocer ayer que los controladores medioambientales realizaron el pasado año un total de 2.377 actuaciones, de las cuales 1.206 culminaron en denuncia. Terrassa señaló que «el hecho de que no todas las actuaciones deriven en denuncia demuestra que la principal función de los controladores es informar y concienciar a los ciudadanos, siempre en positivo», y destacó que estos profesionales «llevan a cabo una gran labor».

Cabe recordar que este servicio se puso en marcha en diciembre de 2001, y que entre las funciones de los controladores se encuentran recordar a los ciudadanos la obligación que tienen de depositar los residuos en los contenedores en los horarios establecidos, exigir a los dueños de animales que retiren las deposiciones de sus mascotas en la vía pública, dar a conocer las diversas campañas medioambientales que va poniendo en marcha Emaya y recordar a supermercados, comercios, restaurantes y bares que han de disponer de contenedores propios, bien sellados, para depositar en ellos los residuos que generan sus locales.

Los controladores van siempre provistos de una cámara fotográfica, para recoger en imágenes la infracción detectada, de un bloc de actas de denuncia y de un carnet identificativo. Las actas de denuncia levantadas no generan de forma automática una sanción, ya que se sigue un proceso que puede desembocar o no en la imposición de una multa. Una vez iniciado el proceso sancionador, se le comunica al afectado, que dispone de 15 días para formular las alegaciones pertinentes, al igual que cuando se le presenta la propuesta de sanción. Si al final se impone la multa, por parte de Sanitat i Consum, el afectado puede presentar un recurso de reposición.