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El puerto de Palma celebró ayer la primera visita del crucero español «Grand Voyager» con la tradicional entrega de la metopa conmemorativa al capitán del buque en presencia de los agentes de Iberojet y consignatarios de Lantimar. A diferencia de la mayoría de buques de crucero actuales, el «Grand Voyager» no destaca por sus dimensiones ni capacidad de pasajeros, apenas 836 en 418 camarotes de los cuales 52 son suites (las mayores de 34 metros cuadrados), sino por un factor más asociado a los míticos liners del pasado: la velocidad, un factor insólito en un buque turístico que, sin embargo, permite acortar los tiempos de travesía e invertirlo en las escalas en tierra. Hasta más de 27 nudos puede alcanzar este navío de 25.000 toneladas, construido en 2000 por los históricos astilleros alemanes de Blohm & Voss y considerado como el más rápido del mundo, con excepción de los super trasatlánticos de Cunard.

Desde Venecia partirá este año surcando el Adriático en dirección a Dubrovnik, Corfú, El Pireo, Rodas, Estambul, Mikonos y Santorini en un itinerario que a través del Egeo nos remite a la Grecia clásica, presente a bordo en las cubiertas, bautizadas con los nombres de dioses mitológicos y en su galería, con reproducciones de piezas arqueológicas.

Pero a bordo el idioma oficial es el castellano y en esta lengua hablan sus 360 tripulantes en todas las actividades previstas en el variado programa del día. Que puede iniciarse en el gimnasio con sauna y baños turcos, visitando la galería comercial o acudiendo a la sala de juegos o la biblioteca o al salón de belleza. Y al llegar la noche, disponemos de todo un elenco de espectáculos que abarcan desde variedades a todos los estilos de música en vivo, humor y magia hasta números de revista y cabaret. Cuatro bares, desde una cervecería a un piano bar de ambiente nocturno o de sabor cubano y tres restaurantes, permiten elegir desde un ambiente elegante al más informal del buffet o la pizzería de la piscina. No podía faltar el casino con varias mesas de ruleta donde probar suerte o una discoteca panorámica sobre el puente de mando.