Aunque entonces existían ya asociaciones culturales la II
República supuso la eclosión de los cines, que se instalaron por
primera vez en muchos pueblos de Mallorca, los grupos de teatro,
las asociaciones deportivas y, sobre todo la formación de una
ideología política que hasta entonces la mayoría de gente no
tenía.
El periodista Damià Quetglas se encargó en 1986 de coordinar en
el diario Balears una serie de reportajes sobre la II República
pueblo a pueblo que posteriormente ha reeditado en tres libros. El
primero, y hasta ahora el único que ha publicado, se titula «La
República poble a poble» y recoge imágenes, entrevistas e
información que permiten hacerse a una idea de lo que pasó en este
paréntesis de cinco años en los pueblos de la comarca de Inca. «La
II República supuso la entrada de la modernidad europea en la Part
Forana. En Inca, por ejemplo, se editaba la revista Brisas que
venía a ser un magazín de tendencias de la época. Los jóvenes, las
mujeres y las clases menos bienestantes adquirieron un protagonismo
en la vida social que hasta entonces estaba reservado a los más
poderosos. En Pollença, por ejemplo, se creó una agrupación de
solteros paralela a El Club que organizaba sus propios bailes. Hay
que tener en cuenta que a principios de siglo en algunos bares,
como el caso del Club Pollença, no podía entrar cualquiera»,
explica.
Quetglas sostiene que la II República, lejos de idea que
tradicionalmente se ha difundido en España, no fue una época de
caos sino de entrada del progresismo y de aires europeos. De hecho
el único incidente remarcable se produjo en Campos en 1936, dónde
se intentó quemar una iglesia. «Hay anécdotas. En Sencelles, por
ejemplo un hombre rompió unas urnas. En Bunyola en la II República
se produjo la primera moción de censura de la historia de
Mallorca», añade.
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