A la vista de los resultados de diversas encuestas sobre el grado de religiosidad y sobre los comportamientos sociales de los ciudadanos de las Islas puede asegurarse con rotundidad que la imagen de una procesión abarrotada tiene más que ver con la tradición que con la devoción.
En cabeza
Balears se encuentra en los puestos de cabeza de las comunidades donde se practican más abortos, donde se dan más divorcios y separaciones, con más matrimonios civiles o con un mayor porcentaje de nacidos de madre soltera. Es decir, que los ciudadanos son católicos por definición pero laicos en la práctica.
La Comunitat Autònoma se encuentra en cabeza de una de las listas que pueden servir para medir la secularización de sus ciudadanos. La tasa de abortos es la más alta del Estado. Un total de 13,7 de cada mil mujeres que quedaron embarazadas en 2003, el último dato que se conoce, decidió abortar. Por detrás se encuentra Madrid, a casi un punto de diferencia, pero la tasa de Balears triplica a la de comunidades como Extremadura, el País Vasco, Galicia, Cantabria o Navarra. La tasa media de abortos en toda España fue ese mismo año de un 8,8.
Proceso imparable
El proceso es imparable si además se observa la evolución histórica de la estadística. En sólo siete años, la tasa de abortos pasó de 8 a 13,7 lo que implica un aumento de más del 70 por ciento. En el caso de las mujeres que deciden tener el hijo, los datos de Balears también reflejan el creciente proceso de secularización de los ciudadanos de las Islas.
Un tercio de los nacidos en el año 2004 era hijo de madre soltera. Sólo Canarias supera a Balears en esta estadística. La media española era ese año de un 25 por ciento, pero en comunidades como La Rioja, Extremadura o Navarra el porcentaje no llega ni al 20 por ciento.
Al mismo nivel se puede colocar el número de matrimonios que se celebraron en las Islas ese año. Exactamente la mitad de las parejas que se casaron decidió no pasar por la Iglesia. A Balears sólo supera Cataluña en un punto, además de Ceuta y Melilla, que se alejan claramente de la media nacional. A este dato se añade el hecho de que casi un 20 por ciento de las parejas que se casan en las Islas se separan pasados unos años.
¿Significa eso que los ciudadanos de las Islas se ven a sí mismos como poco católicos? Todo lo contrario. Si se cogiera a cien ciudadanos de las Islas y se les preguntara cómo se definen en materia religiosa un total de 76 contestaría que católicos. Sólo 13 dirían que son no creyentes y entre seis y siete se declararían abiertamente ateos.
Son los datos que recoge la última encuesta realizada en las Islas por el Centro de Investigaciones Sociológicas, en diciembre del año pasado. Católicos, sí, pero poco practicantes.
El porcentaje de ciudadanos que casi nunca va a misa es del 44,6 por ciento mientras que aquellos que acuden todos los domingos y festivos a un oficio religioso es del 17,9 por ciento. Un dos por ciento va a misa varias veces por semana.
Lo curioso del caso es que, pese a ese proceso de secularización en los comportamientos, el porcentaje de ciudadanos que acuden habitualmente a misa en las Islas supera a quienes lo hacen en toda España. Y para completar esta aparente contradicción entre el sentimiento católico y el comportamiento religioso aparece el dato del porcentaje de alumnos que cursan actividades alternativas de estudio en lugar de recibir la asignatura de Religión.
Balears, Valencia y Cataluña, es decir, toda la franja mediterránea, son las comunidades autónomas en las que más alumnos eligen en sus estudios la alternativa a la Religión tanto en enseñanza Primaria como en Secundaria o Bachillerato.
El porcentaje va creciendo conforme lo hace el alumno.
De esta forma si un 22,7 por ciento de alumnos de Primaria decide no estudiar Religión, el porcentaje crece hasta el 54,5 por ciento para los de Secundaria y llega al 64,1 por ciento en Bachillerato. En este último ciclo, la media española es del 48,6 por ciento.
Una constante
El elevado número de alumnos que elige no estudiar Religión y opta por una materia alternativa deja claro que el proceso es imparable. Puede darse por cierto que, dentro de unos años, la separación de la religión de todas las decisiones sociales de los ciudadanos de las Islas irá en aumento. Menos bodas religiosas, más separaciones o divorcios, más hijos fuera del matrimonio y más abortos.
A pesar de ello, es más que probable que los ritos religiosos, ejemplificados en los actos de Semana Santa, no sólo se mantengan sino que aumenten, como ha sucedido este año con la ampliación del número de las procesiones. Católicos, sí, pero menos.
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