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El desacuerdo para elevar al plenario del Parlament un texto de reforma del Estatut consensuado no tiene ningún sentido, sobre todo después de haber alcanzado un acuerdo en materia de financiación. Las desavenencias sobre la puesta en marcha del Consell de Formentera no parecen algo suficiente para impedir ratificar un acuerdo, especialmente después de que PP y PSOE se hayan mostrado en la misma dirección a la hora de reclamar al Estado 3.000 millones en inversiones estatales. Éste era, y no la creación del Consell de Formentera, el asunto más importante que debía cerrarse. Una vez conseguido, lo demás parece incluso anecdótico y todos los partidos tienen la obligación de hacer concesiones.

Sin embargo, no parece un tema menor para el PP la creación del Consell de Formentera. Se puede discutir la conveniencia de crear esta institución, pero es evidente que si el Consell se constituye debe tener plenos poderes casi desde el primer día. Si el Govern sostiene que en 2007 estará todo preparado para traspasar las competencias necesarias con el fin de que el Consell de Formentera pueda funcionar a pleno rendimiento, no parece razonable plantear un periodo transitorio de cuatro años. Sería la primera vez, y eso no sería justo, que un Consell funcionase durante cuatro años de manera transitoria, a la sombra de otra institución. Si Formentera se merece un Consell, y parece que en este punto no hay ninguna discusión, éste debe tener desde el primer momento capacidad plena para asumir sus competencias. Afortunadamente hay tiempo para alcanzar acuerdos y enviar al Congreso de los Diputados una reforma del Estatut con garantías de ser aprobada y entrar en vigor antes de las próximas elecciones. Se iba por el buen camino.